Cáncer y nutrición (reflexión desde experiencia personal, no profesional)

En algún momento de mi vida vi de cerca cómo la alimentación se volvía un tema delicado alrededor del cáncer. No porque tuviera una respuesta definitiva, sino porque cada familia, cada persona y cada proceso se vive diferente. Ese impacto me hizo reflexionar profundamente sobre cómo nos alimentamos y qué relación emocional construimos con la comida en momentos vulnerables.

Muchos estudios hablan de alimentos que pueden apoyar el bienestar general: más vegetales, menos procesados, buena hidratación y evitar excesos. Aunque nada garantiza prevenir o curar, sí se sabe que mantener hábitos equilibrados ayuda al cuerpo a funcionar mejor. La alimentación es un complemento al bienestar integral, no una solución médica.

Lo que aprendí es que comer con conciencia no se trata de miedo, sino de respeto. En mi caso, me llevó a valorar más lo natural, a cocinar en casa y a pensar en la comida como un apoyo a mi salud, no como un enemigo. Por eso Kaiyana nace también desde esa sensibilidad: un espacio para hablar desde la experiencia, no desde la imposición.

No soy nutricionista ni profesional de la salud, solo comparto lo que he vivido.

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