Cuando inicié, veía a otros diseñadores y agencias como enemigos. Pensaba que la competencia solo servía para quitar clientes. Con los años entendí que la competencia es una brújula: te muestra hacia dónde va el mercado, qué funciona, qué no, qué puedes mejorar y qué puedes reinventar. Aprendí a observar, no a compararme.
La competencia en diseño y marketing digital ayuda a crecer. Estudiar su trabajo permite identificar oportunidades, crear propuestas más sólidas y desarrollar una marca profesional única. En un entorno donde cada día aparecen nuevos emprendedores, conocer tu entorno laboral es clave para destacar. La competencia te impulsa a profesionalizar tus procesos, mejorar tu portafolio y evolucionar tu estilo.
Hoy, cada vez que veo un diseño impresionante o una campaña bien lograda, en lugar de sentirme menos, siento motivación. Me recuerda que puedo mejorar, experimentar y aprender. Incluso he colaborado con colegas que antes veía como competencia directa. Compartir experiencias nos ayudó a crecer a ambos. La competencia no es rivalidad: es inspiración.
La competencia es una herramienta, no una amenaza.
