
No juzgar a nadie
Una de las lecciones más importantes que aprendí fue dejar de juzgar desde lejos. Al final, nadie sabe por lo que otro está pasando. Yo misma he vivido momentos donde me juzgaron sin conocer mi historia, y entendí lo doloroso que puede ser. Desde entonces, observo más, escucho más y hablo menos. Ese cambio transformó mis relaciones y mi paz interior.

